The Lobster

 

Yorgos Lanthimos da el salto a la gran pantalla con su primera película rodada en inglés: The Lobster. En ella cuenta con la colaboración de artistas reconocidos como Colin Farrel, Rachel Weisz , John C. Reilly, Ben Whishaw, Lea Seydoux y esto lejos de alejarle de su particular estilo, lo reafirma. En Canino (2009), Lanthimos hacía una reflexión en torno a la educación, al exceso de protección paternal y a la ignorancia en la que vivimos basada en lo que nos cuentan y quieren que sepamos; mientras que en Alps (2011) planteaba la dificultad para afrontar la pérdida de un ser querido y los límites a los que podemos llegar.

Con esta nueva aventura, el director griego realiza una sátira sobre las relaciones humanas contemporáneas, las convenciones sociales y lo políticamente correcto.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

David (Colin Farrell) es un arquitecto que decide ingresar en un hotel especializado en casos de desórdenes afectivos y sentimentales, donde permanecerá recluido con el único propósito de encontrar pareja. Tiene 45 días para hacerlo, en caso contrario, y ante la demostración de su incapacidad para amar, se convertirá en el animal elegido al entrar, una langosta.

Lanthimos realiza una crítica mordaz e hiriente a esa sociedad que no es más que una prolongación y exageración de la nuestra. Ridiculiza nuestros comportamientos y situaciones cotidianas con grandes dosis de humor negro, lanzando preguntas al aire y dejando el debate abierto.

Es nuestra sociedad, ¿una sociedad creada para las parejas? ¿Por qué en ocasiones nos resulta tan complicado vivir en soledad? Quizá los patrones a los que irremediablemente estamos expuestos desde pequeños tengan algo que ver. La vida no tiene sentido vivirla en soledad puesto que nuestra única misión en esta vida es la de perpetuar nuestra especie, si no, ¿qué sentido tiene vivir?

Busquemos a nuestro amor verdadero o engañémonos fingiendo que lo tenemos.

Género, sexo y otras ficciones en el CA2M

 

Llega el otoño y con él da comienzo la temporada de ciclos y programaciones tras el período estival. Concretamente el Centro de Arte Dos de Mayo, el CA2M,- situado en Móstoles – propone un inicio de curso más que interesante con el proyecto Sexualidades en tiempos revueltos. Género, sexo y otras ficciones. Una iniciativa que aborda los discursos colectivos sobre sexualidad y sexo generados por las distintas teorías feminisitas y queer que, a través de tecnologías creadas como el lenguaje, los símbolos, la fotografía o el cine; contribuyen a la creación de identidades.

Cine los domingos otoño 2015 (2)El proyecto, comisariado por José Ganga y Helena GrandeGeografías Humanas – aborda a través del paralelismo de dos períodos concretos como son La Transición y la Crisis de 2008, la ruptura de formatos, temas o cuestiones que son tratadas por el cine institucional; así como la “todopoderosa representación heteronormativa en la que «los signos y los cuerpos han sido violentamente marcados en términos de clase, de raza, de género, de sexo, de sexualidad…» en palabras de Preciado.”

Hemos tenido la oportunidad de hacerle unas preguntitas a lxs comisarixs – que por cierto, son remajos – para conocer un poco más sobre su proyecto e inquietudes, y esto es lo que nos han contado:

VIT.: ¿Cómo nace vuestro colectivo Geografías Humanas?

GG.HH.: Antes que nada, Geografías Humanas es un colectivo abierto y mutante que ha colaborado con distintos agentes culturales e institucioones. Se ha dedicado a la investigación de temáticas concretas a través del cine y las prácticas artísticas que utilizan el soporte audiovisual. Surge en el seno de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, concretamente dentro del marco de Extensión Universitaria en 2011. Hasta la fecha, nuestros proyectos se han planteado como ciclos de cine en los que combinamos visionado de películas, con presentaciones, conferencias o charlas con especialistas, cineastas o artistas.

VIT.: ¿Cómo surge el proyecto Sexualidad en tiempos revueltos? ¿Cuál ha sido el criterio utilizado para seleccionar los distintos materiales?

GG.HH.: Tanto Helena Grande como yo, José Ganga, responsables del ciclo, llevábamos tiempo buscando la mejor manera de abordar la identidad sexual en el cine. Con esta premisa, comenzamos a buscar textos audiovisuales. Lo que detectamos fue que, en el caso concreto del audiovisual, existen dos momentos en la historia reciente de España, que coinciden con sendos momentos de crisis política, social y epistemológica, en los que la “potencia sexual” se expandía y cristalizaba en representaciones alternativas. Estos dos momentos son, concretamente, la Transición y la crisis del 2008. Si en el primero, los modelos alternativos de sexualidad que se proponen pasan por la reivindicación de la homosexualidad masculina, el poliamor o el exhibicionismo (principalmente masculino), en el segundo momento se expone una sexualidad más crip y más queer, el posporno y la erosión del binomio mujer-hombre. Mostrar eso fue el principal criterio de selección.

VIT.: ¿Qué queréis mostrar con esta iniciativa?

GG.HH.: Además de lo anterior, con este ciclo pretendemos, primero, poner a dialogar textos audiovisuales españoles relacionados con la diversidad sexual, siempre desde una perspectiva transversal y no condicionada al formato. En segundo lugar, y como consecuencia de lo primero, difundir y dar visibilidad a la diversidad en y desde el audiovisual. Y en tercer lugar, disfrutar, generar vínculos con otros colectivos y pensar estrategias de visibilidad y resistencia que nos hagan, a todos, mucho más libres.

VIT.:  ¿Es posible que el ciclo de cine evolucione hacia otra disciplina artística?

GG.HH.: Podría ser. Tenemos varias cosas en mente y, algunas de ellas, pasan por traducir algunos conceptos del ciclo a un formato más expositivo. Hace un tiempo grabamos un vídeo dentro del taller que La Casa Encendida organizó con el cineasta Andrés Duque, así que tampoco descartamos tirar por ahí.

Desde Vit. A les deseamos todo lo mejor a GG.HH. y mucho éxito con su proyecto. Y si te has perdido la primera sesión no pierdas ripio; échale un vistazo a la programación y resérvate los domingos porque no tiene desperdicio.

Mujeres de película. La otra historia del cine

Si pensamos en unir los términos mujeres y cine instantáneamente acudimos a los roles mitológicos femeninos reflejados tantas veces en las películas por la clásica construcción de personajes. Desde que el cine se considerada una alternativa de ocio, las mujeres en la pantalla siempre han bailado entre la pureza y la castidad, como la ingenua y romántica Mary Pickford encarnando a la “primera novia de américa” de luminosos rizos de oro, en la época muda; y su alter ego, la femme fatale, ese personaje inicialmente caracterizado por una vampiresa que por sus “acciones impuras” recibiría en la trama un castigo irrevocable, como aquellos que representaba la enigmática Theodosia Bara.

Sin embargo, lo realmente misterioso es que hayan sido tantas las mujeres que hayan decidido trabajar detrás de la cámara ocupando distintos roles hasta completar un film desde que se inventara el séptimo arte para crear y compartir experiencias o estímulos, tanto en la confección de historias, como en la producción, el montaje o la dirección de las mismas, y que sin embargo, hoy en día, muchas de éstas sigan siendo aún desconocidas e inaccesibles para el grueso del espectador medio.

Centrándonos en la dirección, uno de los primeros ejemplos que encontramos en la historia es el de Los hermanos Lumière o Georges Méliès y Alice Guy-Blaché o Lois Weber. Mientras los primeros forman parte del imaginario colectivo cultural de la sociedad occidental como los precursores del celuloide, Guy-Blaché apenas es recordada por su veintena de títulos entre los que encontramos varios géneros clásicos asociados inicialmente a los hombres, como el western, el policíaco o el de espionaje; ni por ser considerada esencial en la concepción del cine como una herramienta narradora con aportaciones semejantes a las de su colega, el gran Mèliés. Por su parte, la criticada Lois Weber, con un personal compromiso por el cine social antes de la llegada del sonoro y tratando temas tan en boga como el aborto o la prostitución, tampoco lo tuvo fácil siendo una de las creadoras más censuradas por la prensa, a pesar de ser igual de sobresaliente que sus coetáneos varones en lo que al uso de recursos fílmicos se refiere.

Leni Riefenstahl

Leni Riefenstahl

Estas dos madres del cine dirigido por mujeres seguramente sólo son una pequeña muestra de la historia del arte en general pero, junto a otras, han sido fuente de inspiración de multitud de cineastas posteriores que intentaron también hacerse un hueco en un arte tradicionalmente masculino. Y es que el cine, como el resto de disciplinas artísticas, siempre ha sido reflejo de una sociedad y un tiempo histórico determinado y todavía hoy resulta sorprendente el tratamiento sexista que en ocasiones nos encontramos. Porque, ¿cuántos nombres de mujeres directoras tenemos en la recámara?, ¿y cuántos conocemos de hombres?

EMPEZANDO A RECORDAR

Dando un salto en el tiempo, una vez surgiera el concepto de autoría en los años 50 por la reputadísima revista Cahiers du Cinéma, uno de los primeros nombres de mujer que resuena en el circuito cinematográfico es el de la alemana Leni Riefenstahl, fotógrafa, actriz y posteriormente directora que sirvió al régimen nazi con el cine propagandístico de El triunfo de la voluntad (1934) u Olympia (1938). Si dejamos a un lado su ideología, moralidad y sus cuestionables pretensiones, veremos que Riefensatahl ha sido considerada por la crítica como una de las directoras de culto por sus aportaciones formales, su estilo de planificación y su alegórico montaje.

Agnes Varda

Agnes Varda

Agnés Varda también ha sido rescatada del letargo de la memoria, abuela de la Nueva Ola Francesa que, gracias a La Pointe Courte (1954) dejó tras su paso un privilegiado e innovador uso de los recursos estilísticos y artísticos más notables del movimiento. En España, también ha habido mujeres cineastas destacables, como Ana Mariscal, que tímidamente fue labrándose El camino (1963) hasta conseguir ser valorada como una de las mejores directoras europeas del siglo XX. Bárbara Loden, o Wanda cuando se le identificaba por el nombre del personaje al que dio vida en su cinta bautizada de la misma forma, fue una aventajada del cine independiente en los años 70´ y una de las pocas cineastas norteamericanas de aquel momento de la que aún conservamos metraje. Volviendo a Europa, Catherine Breillat trabajó en Francia un cine documental cuyo eje central era la sexualidad y los problemas de género, primero en sus novelas y después en los circuitos comerciales del cine, erigiéndose como una de las creadoras más controvertidas en la materia. Por citar a una contemporánea, concluir este pequeño repaso mencionando a Kelly Reichardt, escritora, guionista y directora en activo que plantea nuevas propuestas como el western Meek’s Cutoff (2010), un género clásico enmarcado en la modernidad vista desde diferentes primas.

Lucrecia Martel, Claudia Llosa, Shola Lynch, Izíar Bollaín, Kathryn Bigelow… Todas ellas mujeres diferentes, con situaciones económicas y sociales diferentes, procedentes de lugares y tiempos diferentes. Nombres de directoras con discursos e intenciones diferentes; pero todos, nombres que arrastran la misma lucha histórica: la de ser profesionales igualmente reconocidas y con las mismas oportunidades de base. Mujeres que comparten “la lucha” de no ser encasilladas en ciertos moldes, temas e intenciones artísticas o la de no ser juzgadas siempre por desempeñar un rol asignado socialmente a otros. En cualquier caso, todas ellas, mujeres que han sufrido durante décadas las mismas injusticias y que tienen que defenderse, aún hoy en día, para seguir siendo eso: mujeres artistas, ¡mujeres de película! Así que, cineastas o no, ¡hoy va por todas vosotras!

*Artículo impulsado y escrito para el magazine on line The Sunny Street.