Paterson: la belleza de la cotidianidad
Paterson es la nueva película del genial Jim Jarmusch producida por los Estudios de Amazon. Una película sensible, irónica y de una belleza desbordante que nos sorprende por su sencillez y una rutinaria sucesión de actos que se contraponen con la importancia de la poesía como elemento vital de nuestras vidas. Paterson es un claro manifiesto de que nuestra existencia con dosis de poesía es más gratificante.
Paterson (Adam Driver) trabaja como un conductor de autobús en Paterson (Nueva Jersey), la ciudad que vio nacer a Lou Costello y Allen Ginsberg. Cada mañana, de lunes a domingo, despertamos, en plano cenital, en la cama de Paterson y su chica, Laura. Cada día, Paterson sigue una simple rutina: conduce su ruta diaria observando la ciudad que se desplaza a través de su parabrisas y oyendo fragmentos de conversaciones a su alrededor; escribe poesía en un cuaderno; pasea a su perro; para en un bar y bebe una cerveza. Son en estos elementos rutinarios en los que Paterson encuentra inspiración. «Paterson expone los triunfos y las derrotas de la vida diaria así como la poesía en los pequeños detalles», aclaraba la sinopsis que publicó el Festival de Cannes.
Jim Jarmusch a través de su estilo pausado, nos hace partícipes y testigos del universo de los dos protagonistas. Él es afable y tranquilo, habla poco, observa y escucha mucho. Ella, en cambio, es enérgica y lucha por sus complicados sueños. Ambos se complementan, se apoyan y se desean.
Paterson habla de la cotidianidad, de los pequeños detalles, de la belleza de nuestra rutinaria existencia, pero sobre todo habla del amor y de la compenetración entre dos personas extremadamente diferentes.
Un cine puro y sin grandes artificios, una oda al arte, y a la poesía en particular.
A veces la belleza se encuentra en los pequeños detalles.