La fotografía documental de Bruce Davidson
Casi en el ecuador de su muestra nos apetece dedicar unas líneas a la retrospectiva que acoge, hasta el 15 de enero del 2017, la Fundación Mapfre. Por primera vez en Madrid, tras su paso por Barcelona, es un privilegio disfrutar de la experiencia y trabajo de uno de los mejores fotógrafos americanos del siglo XX: Bruce Davidson.
Si bien ya nos cautivó su coetánea Vivian Maier (de la que también nos hubiera gustado hablar en su momento. ¡Nos disculpamos por saltárnosla!), este gran intimista y humanista de la Magnum, nos envuelve en su mundo, en su gente y en sus barrios. Mientras la primera captaba la vida sutilmente a su paso como una perfecta testigo alejada de los márgenes, Davidson se adentra en cada imagen para mostrárnosla tal y como está sucediendo. Sin discreción, sin aislamientos, sin vergüenza. Se mete en las ciudades, en las casas y en los rostros. Como si diseccionara y recompusiera cada instante, mostrando desigualdad, injusticia, dolor, tristeza, enfado, etc. Un sin fin de emociones, conjuntas e individuales, de una sociedad concreta, que habitan en un tiempo y en un espacio determinado. Y que, por tanto, otorgan alma propia a cada foto.
La muestra plantea un recorrido cronológico por la trayectoria del artista dejando a su paso “la visión” de algunos países como EEUU, Reino Unido, París, Italia, México o España -entre otros-, presentándonos desde las series menos conocidas, hasta algunas de las más celebres como Brooklyn Gang, East 100th Street o Time of Change: Civil Rights Movement. Así como nuevos puntos de vista, maduros, más alejados, propios de sus últimos trabajos: Nature of Paris y Nature of Los Ángeles.
Volver atrás para “hacer un repaso” es una buena opción para quienes deseen contrastar o relacionar los primeros trabajos de los años 50, con los de las siguientes etapas (en mi opinión, más impactantes y desgarradores como el del barrio de Harlem, ¡alucinante!), para encontrar -quizá en esa comparativa individual de cada visitante- un hilo conductor más allá del que ofrece la propia historia gracias al presente elemento documental, al factor humano (y, por tanto, al dinamismo que jugamos en sociedad) y a la perspectiva única y personal del autor.
Un autor que, en sus propias palabras, encontró su camino en la vida a través de la lente de la cámara. La usó para plasmar sus sentimientos sobre el mundo. Y todavía lo hace.
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