La Juventud

 

Han pasado apenas dos años desde el estreno de la «oscarizada» La Gran Belleza (La Grande Bellezza, 2013). Después de su paso por diversos certámenes internacionales (entre los cuales el Festival de Cannes) llega a los cines de nuestro país La Juventud (La Giovinezza, 2015) el séptimo film del director italiano Paolo Sorrentino. En esta ocasión narra la historia de Fred Ballinger (un espléndido Michael Caine), que interpreta a un director de orquesta retirado que decide pasar unos días en un balneario de lujo en Los Alpes junto con su hija y asistente Lena (Rachel Weisz) y su gran amigo Mick (Harvey Keitel), quien encarna a un director de cine que intenta recuperar la fama de épocas pasadas con un nuevo proyecto. Por este escenario circularán además otros pintorescos personajes: un decadente Maradona (que no está interpretado por él mismo sino por el también argentino Roly Serrano), un actor en crisis o una Miss Universo que funciona como alegoría de la juventud y la belleza a las que alude el título del film.

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Como ocurría en La Gran Belleza, aquí encontramos de nuevo los temas favoritos del director: el paso del tiempo, el éxito, la soledad o la fragilidad de la condición humana. Tanto el protagonista de su anterior película, Jep Gambardella, como Fred Ballinger, poseen muchas similitudes. Ambos representan a hombres a los que el paso del tiempo hace replantearse sus valores y lo efímero de nuestra existencia. Sin embargo, Jep era un hedonista, un hombre que había pasado su vida entre fiesta y fiesta en la Ciudad Eterna, mientras que en el caso del personaje interpretado por Michael Cane encontramos a alguien más tranquilo y reflexivo, pero también un personaje algo más banal y con menos matices que el interpretado por el fantástico Toni Servillo.

Y es tal vez aquí dónde precisamente peca el film, en ser demasiado similar a su predecesor, pero sin estar dotado de la fuerza de este. No obstante está lleno de momentos brillantes tanto en sus diálogos como en esa realización grandilocuente que se ha convertido ya en sello personal del cineasta napolitano. Unos actores estupendos junto a unos recursos estéticos muy personales y un guión nada despreciable. Quizá no estemos ante el mejor Sorrentino, pero si ante uno de los grandes del cine europeo actual. Mientras esperamos con expectación sus próximos proyectos disfrutemos de La Juventud.

One Comment

  1. Michael Beard
    feb 04, 2016 @ 12:50:44

    No es el mejor Sorrentino, en efecto, pero su irregularidad transmite una emoción parecida a la de contemplar las imperfecciones que inscribe el tiempo en el rostro de alguien a quien has amado durante mucho tiempo. Y le da el homenaje que Michael Caine y Keytel se merecían, como se lo daba Haneke a Trintignant y Emmanuelle Riva en Amour. Solo por eso es un logro que merece reivindicar como hacéis, sin dejarse cegar -como le ha pasado un poco a casi todo el mundo- por la perfección de La Gran Belleza.
    Aunque todos hemos echado de menos al Maradona de verdad!

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